La verdad sobre la grasa saturada (de nuevo) Parte 3

Pablo23

Frrrrrrreak!
Por Mary Enig, PhD y Sally Fallon. Traducido por Liza Torres. (Este artículo lo puedes ver en This URL has been removed!)

Los valiosos nutrientes de la mantequilla


Los dictadores de la dieta han tenido éxito en convencer a los habitantes de los países desarrollados de que la mantequilla es peligrosa, cuando en realidad es un valioso componente de muchas dietas tradicionales y una fuente de los siguientes nutrientes:

1) Vitaminas liposolubles
Son la vitamina A o retinol, la vitamina D, la vitamina K, la vitamina E y todos sus cofactores naturales necesarios para obtener la máxima efectividad de estas vitaminas. La mantequilla es la mejor fuente de estos importantes nutrientes. De hecho, la vitamina A de la mantequilla es absorbida y utilizada más fácilmente por nuestro cuerpo que la procedente de otros alimentos (61). Afortunadamente, estas vitaminas liposolubles son relativamente estables y sobreviven el proceso de pasteurización.

Cuando el Dr. Weston Price estudió pueblos tradicionales aislados alrededor del mundo, encontró que la mantequilla era un alimento principal en muchas dietas nativas. (No encontró ninguna tribu aislada que consumiera aceites poliinsaturados). Los grupos que él estudió valoraban particularmente la mantequilla de color amarillo intenso de las vacas que se alimentaban de pasto verde de crecimiento rápido. Su intuición natural les decía que sus cualidades dadoras de vida eran especialmente beneficiosas para los niños y las mujeres embarazadas.

Cuando el Dr. Price analizó esta mantequilla de color amarillo fuerte encontró que era excepcionalmente rica en vitaminas liposolubles, particularmente en vitamina A. Él llamó a estas vitaminas "catalizadoras" o "activadoras", porque sin ellas, según el Dr. Price, nuestro cuerpo no es capaz de utilizar los minerales que ingerimos, no importa lo abundantes que sean éstos en nuestras dietas. Price también creía que las vitaminas liposolubles eran necesarias para la absorción de las vitaminas solubles en agua.

Las vitaminas A y D son necesarias para el crecimiento, para unos huesos sanos, para el desarrollo adecuado del cerebro y de los sistemas nerviosos y para un desarrollo sexual normal. Muchos estudios han mostrado la importancia de la mantequilla para la reproducción; su ausencia resulta en una "castración nutricional", esto es, el fracaso en el desarrollo de las características sexuales masculinas y femeninas. Al mismo tiempo que el consumo de mantequilla en los países ricos ha descendido, las estadísticas de esterilidad y de problemas con el desarrollo sexual han aumentado. Los terneros alimentados con sustitutos de la mantequilla no pueden crecer o reproducirse (62).

No todas las sociedades que el Dr. Price estudió comían mantequilla, pero absolutamente todos los grupos que él observó viajaban a grandes distancias para obtener alimentos ricos en vitaminas liposolubles como el pescado, el marisco, los huevos de pescado, las carnes de órganos, la grasa de mamíferos marinos y los insectos. Sin conocer los nombres de las vitaminas contenidas en estos alimentos, estas sociedades tradicionales aisladas reconocían su importancia en la dieta y comían liberalmente los alimentos de origen animal que las contenían. Ellos creían acertadamente que tales alimentos eran necesarios para la fertilidad y el óptimo desarrollo de los niños.

El Dr. Price analizó el contenido nutricional de las dietas nativas y encontró que proporcionaban de forma consistente alrededor de DIEZ veces más vitaminas liposolubles que la dieta americana del los años 30. Esta diferencia es probablemente más grande hoy en día ya que los habitantes de los países ricos han reducido voluntariamente el consumo de grasas animales. El Dr. Price se dio cuenta de que estas vitaminas liposolubles promovían una estructura ósea fuerte y bonita, un paladar amplio, dientes rectos perfectos y atractivos rostros bien proporcionados que caracterizaban a los grupos tradicionales aislados.

Los niños estadounidenses no comen pescado o carnes de órganos, al menos no de forma habitual, y la grasa de animales mamíferos marinos y los insectos no forman parte de la dieta occidental; muchos no comerían huevos de pescado. La única buena fuente de vitaminas liposolubles en la dieta occidental, y que seguro todo el mundo comería, es la mantequilla, es decir, la grasa de la leche. La mantequilla añadida a verduras o untada en pan, y la nata añadida a sopas y salsas, aseguran una correcta asimilación de los minerales y de las vitaminas solubles en agua que se encuentran en las verduras, los cereales y la carne.

2) El Factor Wulzen
Llamado también "el Factor anti-rigidez", este compuesto está presente en la grasa animal. La investigadora Rosalind Wulzen descubrió que esta sustancia protege a los humanos y a los animales de la calcificación de las articulaciones (artritis degenerativa).

También protege del endurecimiento de las arterias, de las cataratas y de la calcificación de la glándula pineal (63). Los terneros alimentados con leche pasteurizada o leche desnatada desarrollan rigidez de articulaciones y no prosperan. Esos síntomas son revertidos cuando la mantequilla cruda es añadida a su dieta. La pasteurización destruye el Factor Wulzen, el cual está presente sólo en la mantequilla, la nata y la leche crudas.

3) El Factor Price o el Activador X
Descubierto por el Dr. Price, el Activador X es un poderoso catalizador que, al igual que las vitaminas A y D, ayuda al cuerpo a absorber y utilizar los minerales. Se encuentra en las carnes de órganos de animales en pasto y en algunos pescados y mariscos. La mantequilla puede ser una fuente especialmente rica en Activador X cuando viene de vacas que comen pasto de crecimiento rápido en primavera y otoño. Desaparece en vacas alimentadas con piensos de soja y semillas de algodón (64). Afortunadamente, el Activador X no es destruido por la pasteurización.

4) El Ácido Araquidónico
Es un ácido graso poliinsaturado de 20 átomos de carbono con cuatro vínculos dobles, y se encuentra sólo en las grasas animales. El Ácido Araquidónico (AA) juega un papel importante en el funcionamiento del cerebro, es un componente vital de las membranas celulares y es un precursor de las importantes prostaglandinas. Algunos gurús de la dieta advierten de no comer alimentos ricos en AA, aduciendo que contribuye a la producción de prostaglandinas "malas", unas que causan inflamación. Pero en realidad, las prostaglandinas que se fabrican a partir del AA contrarrestan la inflamación. Al igual que al colesterol se le ha acusado de causar daño a las arterias por estar allí para reparar en el lugar del daño, a las prostaglandinas las quieren acusar de inflamación en las arterias debido a que están presentes donde hay inflamación, ya que su función es también reparar el daño.

4) Ácidos Grasos de Cadena Corta y Media
La mantequilla contiene un 12-16 % de ácidos grasos de cadena corta y media. Este tipo de grasa saturada no necesita ser emulsionada por las sales biliares sino que es absorbida directamente desde el intestino delgado hacia el hígado, donde se convierte en energía rápida. Estos ácidos grasos también tienen propiedades antimicrobianas, antitumorales y de apoyo al sistema inmune, especialmente el ácido láurico de 12 átomos de carbono, un ácido graso de cadena media que se encuentra sólo en la mantequilla y en el aceite de coco.

El altamente protector ácido láurico debería ser considerado un ácido graso esencial porque sólo se fabrica en la glándula mamaria y no en el hígado como otras grasas saturadas (65). Debemos obtenerlo de dos fuentes alimenticias: se encuentra en pequeñas cantidades en la mantequilla y en grandes cantidades en el aceite de coco. El ácido butírico de 4 átomos de carbono está presente únicamente en la mantequilla. Tiene propiedades antifúngicas además de efectos antitumorales (66).

5) Los Ácidos Grasos Esenciales Omega-6 y Omega-3
Éstos se encuentran en la mantequilla en pequeñas cantidades pero en la misma proporción, lo cual es importante. Este excelente equilibrio entre los ácidos linoleico y linolénico previene los problemas asociados con el consumo excesivo de ácidos grasos omega-6.

6) Ácido Linoleico Conjugado
La mantequilla procedente de vacas en pasto también contiene una forma de ácido linoleico modificado llamado Ácido Linoleico Conjugado (ALC), el cual tiene fuertes propiedades anticancerígenas. También promueve el desarrollo del músculo y previene el aumento de peso. El ALC desaparece cuando a las vacas se las alimenta con heno seco o piensos industriales (67).

7) La Lecitina
La lecitina es un componente natural de la mantequilla que contribuye al correcto metabolismo y asimilación del colesterol y de otros constituyentes de la grasa.

8) El Colesterol
La leche materna es rica en colesterol porque éste es esencial para el crecimiento y el desarrollo. El colesterol es necesario para la producción de una gran variedad de esteroides, los cuales nos protegen frente al cáncer, la enfermedad cardiaca y la enfermedad mental.

9) Los Glicoesfingolípidos
Este tipo de grasas nos protege de infecciones gastrointestinales, especialmente en los niños y en los ancianos. Por esta razón, los niños que beben leche desnatada tienen una tasa de diarrea de tres a cinco veces mayor que los niños que beben leche entera (68).

10) Oligoelementos (minerales esenciales)
Muchos oligoelementos están incorporados a la membrana del glóbulo de grasa de la mantequilla, incluyendo el manganeso, el zinc, el cromo y el yodo. En regiones montañosas lejos del mar, el yodo de la mantequilla protege del bocio. La mantequilla es extremadamente rica en selenio, un oligoelemento con propiedades antioxidantes, conteniendo más selenio por gramo que el arenque o el germen de trigo.

Una objeción al consumo de mantequilla y otras grasas animales frecuentemente oída es que tienden a acumular sustancias tóxicas ambientales. Los pesticidas liposolubles tales como el DDT, sí se acumulan en las grasas, pero las sustancias químicas solubles en agua, como los antibióticos y las hormonas de crecimiento, se acumulan en la fracción de agua de la leche y las carnes.

Los vegetales y los cereales también acumulan toxinas. El cultivo medio recibe hasta diez aplicaciones de pesticidas desde que se planta hasta que se almacena. Los pesticidas en la grasa animal provienen de la alimentación a base de piensos industriales de granos y semillas, a menudo transgénicos y cargados con pesticidas (soja, algodón, maíz, peladura de cítricos, etc.) de prácticamente todos los animales destinados a consumo humano disponibles en la mayoría de las tiendas.

Sin embargo, las vacas, los terneros y los corderos en pasto, comen hierba que no ha sido rociada con pesticidas. La seguridad sólo la podemos encontrar, por tanto, adquiriendo alimentos de animales que pastan, no necesariamente ecológicos, porque muchas carnes y mantequillas ecológicas provienen de animales alimentados a base de granos que, al ser de agricultura ecológica, encarecen mucho el producto final, pero que no son el alimento adecuado para estos animales y hacen que éstos tengan una carne y una grasa que no es buena para nuestra salud debido a que tiene grandes cantidades de ácidos grasos omega-6, grandes cantidades de proteínas indigeribles, y ausencia de los ácidos grasos "buenos": ácidos grasos saturados e insaturados omega-3.

Es correcto asumir que todos nuestros alimentos, sean de origen vegetal o animal, pueden estar contaminados. La solución a los venenos ambientales no es eliminar las grasas animales, esenciales para el desarrollo, el crecimiento, la reproducción y la salud general del ser humano, sino buscar carnes y mantequillas ecológicas de animales en pasto, además de vegetales y cereales ecológicos. Estos productos se encuentran disponibles cada vez más en tiendas y supermercados, en venta por correo o directamente de cooperativas.

Composición de las diferentes grasas
Antes de dejar este complejo pero vital tema de las grasas, vale la pena examinar la composición de los aceites vegetales y de otras grasas animales para de este modo determinar su utilidad y seguridad en la preparación de alimentos.

La grasa de pato y ganso es semisólida a temperatura ambiente, conteniendo alrededor del 35% como grasa saturada, el 52% como grasa monoinsaturada (incluyendo pequeñas cantidades del antimicrobiano ácido palmitoleico) y alrededor del 13% como grasa poliinsaturada.

La grasa de pollo es saturada en un 31% aproximadamente, monoinsaturada un 49% (incluyendo cantidades moderadas del antimicrobiano ácido palmitoleico) y un 20% poliinsaturada, la mayor parte de la cual es ácido linoleico omega-6, aunque las cantidades de omega-3 pueden ser aumentadas alimentando a los pollos con lino o pescado, o permitiéndoles pastar libremente y comer insectos. Aunque se usa mucho en las cocinas kosher para freír, es inferior a la grasa de pato o ganso, que era la tradicionalmente preferida en las cocinas judías.

La manteca de cerdo es saturada en un 40%, monoinsaturada un 48% (incluyendo pequeñas cantidades del ácido antimicrobiano palmitoleico) y poliinsaturada un 12%. Al igual que la grasa de las aves, la cantidad de ácidos grasos omega-6 y omega-3 variarán de acuerdo a lo que se les ha dado de comer a los cerdos. En los trópicos, la manteca de cerdo puede ser también una fuente de ácido láurico si los cerdos comen cocos.

Al igual que la grasa de pato y ganso, la manteca de cerdo es estable y una de las grasas preferidas para freír. Era ampliamente usada en América a principios del siglo XX. Es una buena fuente de vitamina D, especialmente en los países del tercer mundo donde otros alimentos de origen animal son a menudo caros. Algunos investigadores creen que los productos del cerdo deberían evitarse porque pueden contribuir al cáncer. Otros sugieren que sólo la carne del cerdo representa un problema y que la grasa en forma de manteca de cerdo es segura y saludable.

Las grasas de ternera y cordero son saturadas un 50-55%, monoinsaturadas alrededor del 40% y contienen pequeñas cantidades de poliinsaturados, a menudo menos del 3%. El sebo, que es la grasa de la cavidad del animal, es saturado en un 70-80%. La grasa de cordero y ternera y el sebo son muy estables a altas temperaturas y pueden usarse para freír. Las culturas tradicionales valoraban estas grasas por sus beneficios para la salud. Son una buena fuente de ácido palmitoleico antimicrobiano.

El aceite de oliva contiene un 75% de ácido oleico, una estable grasa monoinsaturada, además de un 13% de grasa saturada, un 10% de ácido linoleico omega-6 y un 2% de ácido linolénico omega-3. El alto porcentaje de ácido oleico hace que el aceite de oliva sea ideal para ensaladas y para cocinar a moderadas temperaturas. El aceite de oliva virgen extra es también rico en antioxidantes.

Puede tener apariencia nublada y espesa, indicando que no ha sido filtrado, y puede tener un color amarillo dorado, indicando que ha sido extraído de aceitunas totalmente maduras. El aceite de oliva ha superado todas las pruebas de la historia; es el aceite vegetal más seguro que puedes usar, pero no te excedas. Los ácidos grasos de cadena más larga del aceite de oliva tienen más probabilidad de causar la acumulación de grasa corporal que los ácidos grasos de cadena corta de la mantequilla, el coco o el aceite de palma.

El aceite de cacahuete contiene un 48% de ácido oleico, un 18% de grasa saturada y un 34% de ácido linoleico omega-6. Al igual que el aceite de oliva, el aceite de cacahuete es relativamente estable y, por tanto, adecuado para fritos ocasionales. Pero el alto porcentaje de omega-6 presenta un peligro potencial, así que el uso del aceite de cacahuete debería limitarse estrictamente. Además, desgraciadamente, todas las mantequillas de cacahuete vendidas comercialmente, excepto las ecológicas en tiendas de alimentos saludables, contienen peligrosas grasas hidrogenadas que son añadidas para darle una consistencia más dura parecida a la mantequilla.

El aceite de sésamo contiene un 42% de ácido oleico, un 15% de grasa saturada y un 43% de ácido linoleico omega-6. El aceite de sésamo es similar en su composición al aceite de cacahuete. Puede ser usado para freír porque contiene unos antioxidantes únicos que no son destruidos por el calor. Sin embargo, el alto porcentaje de omega-6 milita en contra de su uso.

Los aceites de cártamo, de maíz, de girasol, de soja y de algodón contienen todos ellos más de un 50% de omega-6. El aceite de cártamo, por ejemplo, contiene casi un 80% de omega-6. Los investigadores están empezando a descubrir los peligros de un exceso de aceites omega-6 en la dieta, estén o no rancios. El uso de estos aceites debería ser evitado estrictamente.

Nunca deberían consumirse después de haber sido calentados, al cocinar, freír u hornear. Los aceites de alto oleico de cártamo y girasol, producidos a través de plantas híbridas, tienen una composición similar al aceite de oliva, es decir, grandes cantidades de ácido oleico y sólo pequeñas cantidades de ácidos grasos poliinsaturados, y por tanto, son más estables que las variedades tradicionales. Sin embargo, es difícil encontrar una versión extraída en frío de estos aceites.

El aceite de canola contiene un 5% de grasas saturadas, un 57% de ácido oleico, un 23% de omega-6 y un 10-15% de omega-3. Es aceite más nuevo en el mercado, que se desarrolló a partir de la semilla de colza, que forma parte de la familia de la mostaza. La semilla de colza no es apropiada para el consumo humano porque contiene un ácido graso de cadena muy larga llamado ácido erúcico, el cual, bajo ciertas circunstancias es asociado a lesiones fibróticas cardiacas.

El aceite de canola fue cruzado para que contuviera nada o poco de ácido erúcico y ha atraído la atención de los nutricionistas debido a su alto contenido en ácido oleico. Pero hay algunas indicaciones de que el aceite de canola presenta problemas propios. Tiene un alto contenido en sulfuro y se vuelve rancio fácilmente. Los productos horneados con aceite de canola desarrollan moho rápidamente. Durante el proceso de desodorización los ácidos grasos omega-3 del aceite de canola procesado son transformados en ácidos grasos trans, similares a los de la margarina y posiblemente aún más peligrosos (69). Un estudio reciente indica que el aceite supuestamente "beneficioso para el corazón" de canola en realidad crea una deficiencia de vitamina E, una vitamina requerida para un sistema cardiovascular sano (70). Otros estudios indican que incluso el aceite de canola bajo en ácido erúcico causa lesiones cardiacas, particularmente cuando la dieta es baja en grasa saturada (71).

Para más información ver el nuevo artículo de Sally y la Dra. Enig sobre el aceite de canola

El aceite de semillas de lino contiene un 9% de ácidos grasos saturados, un 18% de ácido oleico, un 16% de omega-6 y un 57% de omega-3. Con su contenido extremadamente alto en omega-3, el aceite de semilla de lino constituye un remedio para el desequilibrio entre omega-6 y omega-3 tan prevalente en la dieta de los habitantes de los países ricos hoy en día. No es sorprendente que el folklore escandinavo otorgara el valor de alimento saludable al aceite de semilla de lino.

Los nuevos métodos de extracción y envasado han minimizado los problemas de ranciedad. Debería mantenerse siempre refrigerado, y consumirse en pequeñas cantidades en aderezos de ensaladas y como condimento.

Los aceites tropicales son más saturados que otros aceites vegetales. El aceite de palma es saturado un 50%, con un 41% de ácido oleico y alrededor de un 9% de ácido linoleico omega-6. El aceite de coco es saturado un 92%, con más de dos tercios de la grasa saturada en la forma de ácidos grasos de cadena media (llamados a menudo triglicéridos de cadena media).

El ácido láurico, de particular interés, se encuentra en grandes cantidades en el aceite de coco y en la leche materna. Este ácido graso tiene fuertes propiedades antifúngicas y antimicrobiales.

El aceite de coco protege a las poblaciones tropicales de bacterias y hongos tan frecuentes en sus alimentos. Al mismo tiempo que las naciones del tercer mundo han comenzado a usar aceites vegetales poliinsaturados para cocinar, la incidencia de problemas digestivos y enfermedades debidas a inmunodeficiencias ha aumentado dramáticamente. El aceite de coco es usado en algunas fórmulas de leche en polvo para bebé debido a que contiene ácido láurico. El aceite de palma, usado en recubrimientos de dulces y en algunas galletas comerciales, también contiene altos niveles de ácido láurico.

[Sin embargo, debemos tener en cuenta que debido a la falta de legislación en España en torno a los ingredientes de los productos, los aceites tropicales usados se agrupan normalmente bajo el término genérico de "grasas vegetales" en las etiquetas de los productos. Pero la legislación permite todavía desgraciadamente que se agrupen dentro de este mismo término de grasas vegetales las "grasas vegetales hidrogenadas", sin especificarlas de ningún modo, ni siquiera en los porcentajes de grasas de distinto tipo (saturadas, monoinsaturadas, poliinsaturadas), siendo esto exigido ya en muchos países, incluido EEUU. Por eso, cuando en un producto leemos que está hecho con "grasas vegetales" no podemos saber si estamos comiendo "grasas tropicales sanas" sin adulterar o si estamos comiendo "grasas vegetales hidrogenadas". De hecho, los fabricantes suelen alternar indistintamente entre las dos según la materia prima que tengan más disponible en ese momento concreto o la que les resulte más barata.

Esta denominación general de "grasas vegetales" les proporciona a las industrias de alimentación una libertad total de elegir materias primas naturales o artificiales en cualquier momento sin que los consumidores puedan saber qué están utilizando y sin ningún problema legal para ellos. El último producto donde se están añadiendo masivamente grasas hidrogenadas de forma encubierta es el pan (sí, "el pan nuestro de cada día"), sobretodo el que se vende en supermercados pero también muchas panaderías están incorporando crecientemente aditivos que contienen grasas vegetales hidrogenadas como los monodiglicéridos de ácidos grasos o las margarinas en la elaboración del pan. (Nota de la Traductora)]

Los aceites tropicales altamente saturados son muy estables y pueden guardarse a temperatura ambiente durante muchos meses sin volverse rancios. No contribuyen a la enfermedad cardiaca y han alimentado a poblaciones sanas durante milenios (72).

Es una pena que no usemos estos aceites para cocinar y hornear, la mala prensa que han recibido es el resultado de los grupos de presión de la industria de los aceites vegetales poliinsaturados (73). El aceite de palma rojo tiene un agradable sabor intenso y es usado en toda África para cocinar. El aceite de palma clarificado, que no tiene sabor y es de color blanco, se usaba hace años en la producción de patatas fritas comerciales, y el aceite de coco se usaba en la producción de galletas, pastas y pasteles. El miedo infundado a la grasa saturada ha hecho que los fabricantes abandonen estos seguros y saludables aceites a favor de los aceites hidrogenados de soja, maíz, canola y algodón.

En resumen, nuestra elección de grasas y aceites es una decisión de extrema importancia. La mayoría de la gente, especialmente los bebés y los niños en edad de crecimiento, se benefician más de grandes cantidades de grasa en la dieta que de pocas cantidades. Pero debemos elegir con cuidado el tipo de grasas que comemos. Sobretodo evitar todos los alimentos fabricados industrialmente que contienen las modernas grasas hidrogenadas y los aceites poliinsaturados.

En su lugar, usa aceite de oliva virgen extra y pequeñas cantidades de aceite de semilla de lino sin refinar. Adéntrate en los méritos del aceite de coco para hornear y para freír usa grasas animales. Come huevos con su yema y carnes con la grasa que tienen adherida. Y, finalmente, consume mantequilla de buena calidad tanto como quieras, con la feliz seguridad de que es un alimento completo y esencial para ti y para toda tu familia.

Mantequilla ecológica, aceite de oliva virgen extra, aceite de lino de extracción en frío en envases opacos y aceite o crema de coco están disponibles en tiendas de productos saludables y en mercados de gourmet. El aceite de palma está disponible en tiendas de productos africanos y sudamericanos.

REFERENCIAS DE LOS ESTUDIOS

Gittleman, Ann Louise, MS, Beyond Pritikin, 1980, Bantam Books, New York, NY
Enig, Mary G, PhD, Trans Fatty Acids in the Food Supply: A Comprehensive Report Covering 60 Years of Research, 2nd Edition, Enig Associates, Inc, Silver Spring, MD, 1995, 4-8
Castelli, William, Arch Int Med, Jul 1992, 152:7:1371-1372
Hubert H, et al, Circulation, 1983, 67:968; Smith, R and E R Pinckney, Diet, Blood Cholesterol and Coronary Heart Disease: A Critical Review of the Literature, Vol 2, 1991, Vector Enterprises, Sherman Oaks, CA
Rose G, et al, Lancet, 1983, 1:1062-1065
"Multiple Risk Factor Intervention Trial; Risk Factor Changes and Mortality Results," JAMA, September 24, 1982, 248:12:1465
"The Lipid Research Clinics Coronary Primary Prevention Trial Results. I. Reduction in Incidence of Coronary Heart Disease," JAMA, 1984, 251:359
Kronmal, R, JAMA, April 12, 1985, 253:14:2091
DeBakey, M, et al, JAMA, 1964, 189:655-59
Lackland, D T, et al, J Nutr, Nov 1990, 120:11S:1433-1436
Nutr Week, Mar 22, 1991, 21:12:2-3
Alfin-Slater, R B, and L Aftergood, "Lipids," Modern Nutrition in Health and Disease, 6th ed, R S Goodhartand M E Shils, eds, Lea and Febiger, Philadelphia, 1980, 131
Smith, M M, and F Lifshitz, Pediatrics, Mar 1994, 93:3:438-443
Cohen, A, Am Heart J, 1963, 65:291
Malhotra, S, Indian Journal of Industrial Medicine, 1968, 14:219
Kang-Jey Ho, et al, Archeological Pathology, 1971, 91:387; Mann, G V, et al, Am J Epidemiol, 1972, 95:26-37
Price, Weston, DDS, Nutrition and Physical Degeneration, 1945, Price-Pottenger Nutrition Foundation, San Diego, CA, 59-72
Chen, Junshi, Diet, Life-Style and Mortality in China: A Study of the Characteristics of 65 Chinese Counties, Cornell University Press, Ithica, NY
Willett, W C, et al, Am J Clin Nutr, June 1995, 61(6S):1402S - 1406S; Perez-Llamas, F, et al, J Hum Nutr Diet, Dec 1996, 9:6:463-471; Alberti-Fidanza, A, et al, Eur J Clin Nutr, Feb 1994, 48:2:85-91
Fernandez, N A, Cancer Res, 1975, 35:3272; Martines, I, et al, Cancer Res, 1975, 35:3265
Pitskhelauri, G Z, The Long Living of Soviet Georgia, 1982, Human Sciences Press, New York, NY
Franklyn, D, Health, September 1996, 57-63
Koga, Y et al, "Recent Trends in Cardiovascular Disease and Risk Factors in the Seven Countries Study: Japan," Lessons for Science from the Seven Countries Study, H Toshima, et al, eds, Springer, New York, NY, 1994, 63-74
Moore, Thomas J, Lifespan: What Really Affects Human Longevity, 1990, Simon and Schuster, New York, NY
O'Neill, Molly, NY Times, Nov 17, 1991
Enig, Mary G, Ph D, et al, Fed Proc, Jul 1978, 37:9:2215-2220
Portillo, M P, et al, Int J Obes Relat Metab Disord, Oct 1998, 22(10):947-9; Dulloo, A G, et al, Metabolism, Feb 1995, 44(2):273-9
Kabara, J J, The Pharmacological Effects of Lipids, The American Oil Chemists' Society, Champaign, IL, 1978, 1-14; Cohen, L A, et al, J Natl Cancer Inst ,1986, 77:43
Prev Med, Mar-Apr 1998, 27(2); 189-94; The Lancet, 1998, 352:688-91; "Good Fats Help Children's Behavioral Problems," Let's Live, September 1997, 45
Lasserre, M, et al, Lipids, 1985, 20:4:227
A general review of citations for problems with polyunsaturate consumption is found in Pinckney, Edward R, MD, and Cathey Pinckney, The Cholesterol Controversy, 1973, Sherbourne Press, Los Angeles, 127-131; Research indicating the correlation of polyunsaturates with learning problems is found in Harmon, D, et al, J Am Geriatrics Soc, 1976, 24:1: 292-8; Meerson, Z, et al, Bull Exp Bio Med, 1983, 96:9:70-71;Regarding weight gain, levels of linoleic acid in adipose tissues reflect the amount of linoleic acid in the diet. Valero, et al, Ann NutrMetabolism, Nov/Dec 1990, 34:6:323-327; Felton, C V, et al, Lancet, 1994, 344:1195-96
Pinckney, Edward R, MD, and Cathey Pinckney, The Cholesterol Controversy, 1973, Sherbourne Press, Los Angeles, 130; Enig, Mary G, Ph D, et al, Fed Proc, July 1978, 37:9:2215-2220
Machlin, I J, and A Bendich, FASEB Journal, 1987, 1:441-445
Kinsella, John E, Food Technology, October 1988, 134 ; Lasserre, M, et al, Lipids, 1985, 20:4:227
Horrobin, D F, Reviews in Pure and Applied Pharmacological Sciences, Vol 4, 1983, Freund Publishing House, 339-383; Devlin, T M, ed, Textbook of Biochemistry, 2nd Ed, 1982, Wiley Medical, 429-430; Fallon, Sally, and Mary G Enig, PhD, "Tripping Lightly Down the Prostaglandin Pathways,"Price-Pottenger Nutrition Foundation Health Journal, 1996, 20:3:5-8
Okuyama, H, et al, Prog Lipid Res, 1997, 35:4:409-457
Simopoulos, A P, and Norman Salem, Am J Clin Nutr, 1992, 55:411-4
Watkins, B A, et al, "Importance of Vitamin E in Bone Formation and in Chrondrocyte Function" Purdue University, Lafayette, IN, AOCS Proceedings, 1996; Watkins, B A, and M F Seifert, "Food Lipids and Bone Health," Food Lipids and Health, R E McDonald and D B Min, eds, p 101, Marcel Dekker, Inc, New York, NY, 1996
Dahlen, G H, et al, J Intern Med, Nov 1998, 244(5):417-24; Khosla, P, and K C Hayes, J Am Coll Nutr, 1996, 15:325-339; Clevidence, B A, et al,Arterioscler Thromb Vasc Biol, 1997, 17:1657-1661
Nanji, A A, et al, Gastroenterology, Aug 1995, 109(2):547-54; Cha, Y S, and D S Sachan, J Am Coll Nutr, Aug 1994, 13(4):338-43; Hargrove, H L, et al, FASEB Journal, Meeting Abstracts, Mar 1999, #204.1, p A222.
Kabara, J J, The Pharmacological Effects of Lipids, The American Oil Chemists Society, Champaign, IL, 1978, 1-14; Cohen, L A, et al, J Natl Cancer Inst, 1986, 77:43
Garg, M L, et al, FASEB Journal, 1988, 2:4:A852; Oliart Ros, R M, et al, "Meeting Abstracts," AOCS Proceedings, May 1998, 7, Chicago, IL
Lawson, L D and F Kummerow, Lipids, 1979, 14:501-503; Garg, M L, Lipids, Apr 1989, 24(4):334-9
Ravnskov, U, J Clin Epidemiol, Jun 1998, 51:(6):443-460. See alsohttp://home2.swipnet.se/~w-25775/
Felton, C V, et al, Lancet, 1994, 344:1195
Jones, P J, Am J Clin Nutr, Aug 1997, 66(2):438-46; Julias, A D, et al, J Nutr, Dec 1982, 112(12):2240-9
Cranton, E M, MD, and J P Frackelton, MD, Journal of Holistic Medicine, Spring/Summer 1984, 6-37
Engelberg, Hyman, Lancet, Mar 21, 1992, 339:727-728; Wood, W G, et al,Lipids, Mar 1999, 34(3):225-234
Alfin-Slater, R B, and L Aftergood, "Lipids," Modern Nutrition in Health and Disease, 6th ed, R S Goodhart and M E Shils, eds, Lea and Febiger, Philadelphia 1980, 134
Addis, Paul, Food and Nutrition News, March/April 1990, 62:2:7-10
Barnes, Broda, and L Galton, Hyprthyroidism, The Unsuspected Illness, 1976, T Y Crowell, New York, NY
Fallon, Sally, and Mary G Enig, PhD, "Diet and Heart Disease-Not What You Think," Consumers' Research, July 1996, 15-19
Ubbink, J B, Nutr Rev, Nov 1994, 52:11:383-393
Enig, Mary G, PhD, Nutr Quarterly, 1993, 17:(4):79-95
Enig, Mary G, PhD, Trans Fatty Acids in the Food Supply: A Comprehensive Report Covering 60 Years of Research, 2nd Edition, Enig Associates, Inc, Silver Spring, MD, 1995, 148-154; Enig, Mary G, PhD, et al, J Am Coll Nutr, 1990, 9:471-86
Holman, R T, Geometrical and Positional Fatty Acid Isomers, E A Emkin and H J Dutton, eds, 1979, American Oil Chemists' Society, Champaign, IL, 283-302; Science News Letter, Feb 1956; Schantz, E J, et al, J Dairy Sci, 1940, 23:181-89;
Enig, Mary G, PhD, Trans Fatty Acids in the Food Supply: A Comprehensive Report Covering 60 Years of Research, 2nd Edition, Enig Associates, Inc, Silver Spring, MD, 1995; Watkins, B A et al, Br Pouli Sci, Dec 1991, 32(5):1109-1119
Zikakis, et al, J Dairy Sci, 1977, 60:533; Oster, K, Am J Clin Res, Apr 1971, Vol II(I)
Bonanome, A, and S C Grundy, NEJM, 1988, 318:1244
Nutr Week, Mar 22, 1991, 21:12:2-3
Fraps, G S, and A R Kemmerer, Texas Agricultural Bulletin, Feb 1938, No 560
Schantz, E J, et al, J Dairy Science, 1940, 23:181-89
van Wagtendonk, W J and R Wulzen, Arch Biochemistry, Academic Press, Inc, New York, NY, 1943, 1:373-377
Personal communication, Pat Connolly, Executive Director, Price Pottenger Nutrition Foundation
Enig, Mary G, PhD, "Health and Nutritional Benefits from Coconut Oil,"Price-Pottenger Nutrition Foundation Health Journal, 1998, 20:1:1-6
Prasad, K N, Life Science, 1980, 27:1351-8; Gershon, Herman, and Larry Shanks, Symposium on the Pharmacological Effect of Lipids, Jon J Kabara, ed, American Oil Chemists Society, Champaign, IL, 1978, 51-62
Belury, M A, Nutr Rev, April 1995, 53:(4)83-89; Kelly, M L, et al, J Dairy Sci, Jun 1998, 81(6):1630-6
Koopman, J S, et al, AJPH, 1984, 74:12:1371-1373
Personal communication, Mary G Enig, PhD
Sauer, F D, et al, Nutr Res, 1997, 17:2:259-269
Kramer, J K G, et al, Lipids, 1982, 17:372-382; Trenholm, H L, et al, Can Inst Food Sci Technol J, 1979, 12:189-193
Prior, I, et al, Am J of Clin Nutr, 1981, 34:1552
Personal communication, Mary G Enig, PhD. This lobbying against tropical oils is largely channeled through the Institute for Shortening and Edible Oils.

Artículo procedente del libro : Nourishing Traditions: The Cookbook that Challenges Politically Correct Nutrition and the Diet Dictocrats por Sally Fallon with Mary G. Enig, PhD (NewTrends Publishing 2000, New Trends Publishing - Nourishing Traditions - Quality Natural Health Books 877-707-1776)
 
ya habian avisado que vendrias con mucha informacion xdddddd

Un saludo
 
Atrás
Arriba