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New member
Busque en el foro y no encontre nada que se aya tratado directamente ... me parece un tema interesante are un copy-paste de un articulo que encontre....
Dice..." Con el pasar de los años las patologías mentales evolucionan y se van transformando a lo largo del tiempo, según los cambios socioculturales que existan en la sociedad.
La presencia de este tipo de enfermedades está absolutamente asociada a un entorno concreto y a una época determinada. Desde ese punto de vista, es posible explicar la aparición de un nuevo trastorno: la vigorexia, dismorfia muscular o Complejo de Adonis, que nacen producto de una sociedad competitiva donde el culto a la imagen es cada vez más importante y llega a adquirir casi una categoría de religión.
La vigorexia es una patología diagnosticada hace 11 años por Harrison G. Pope, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, Estados Unidos.
Esta enfermedad afecta a los adictos al ejercicio, que llegan a hacer del gimnasio su segunda casa. Mientras la anorexia suele aparecer en chicas jóvenes que llegan a convertirse en esqueletos andantes, la vigorexia afecta en su gran mayoría a hombres que se obsesionan por alcanzar un cuerpo cada vez más fornido y musculoso.
Los beneficios del ejercicio son indiscutibles. Pero en exceso, puede dar lugar a comportamientos compulsivos patológicos.
La vigorexia se caracteriza por una necesidad cada vez mayor de hacer deporte y por la aparición de síntomas como ansiedad o fatiga cuando no se puede realizar.
Los individuos afectados tienen una actividad física extrema en frecuencia y duración y, a menudo, sienten un impulso irresistible a seguir ejercitándose; incluso cuando están lesionados, cansados o sus demandas personales les impiden realizarlo.
DESORDEN EMOCIONAL
En términos médicos, la vigorexia se califica como un desorden emocional que tiene que ver con la percepción distorsionada de las características físicas, de modo similar a lo que sucede con la anorexia, pero a la inversa.
La persona afectada de vigorexia siempre se ve débil o enclenque, nunca se llega a estar lo bastante musculoso. Esta percepción la lleva a realizar pesas de forma compulsiva, hasta que su cuerpo alcanza desproporciones grotescas.
La vida de estas personas gira en torno al cuidado de su cuerpo, la dieta se regula de forma minuciosa, se eliminan las grasas y se consumen proteínas en exceso, lo que lleva al hígado a desempeñar un trabajo extra.
La vigorexia causa problemas físicos y estéticos: hay una desproporción evidente entre cuerpo y cabeza, problemas óseos y articulares debido al peso extra que tiene que soportar el esqueleto, falta de agilidad y acortamiento de músculos y tendones.
El esfuerzo por conseguir un cuerpo perfecto les lleva a cambiar significativamente la forma de alimentarse y a dar excesiva importancia a alimentos ricos en proteínas o en hidratos de carbono, en muchos casos artificiales, lo que provoca trastornos metabólicos importantes.
Esta realidad se empeora cuando a este mal se une el consumo de esteroides y anabolizantes con el fin de conseguir mejores resultados.
El consumo de estas sustancias aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, lesiones hepáticas, disfunciones eréctiles y mayor propensión a padecer cáncer de próstata.
Los afectados son en su mayoría hombres entre 18 y 35 años, que comienzan a dedicar demasiado tiempo a esa actividad (tres a seis horas diarias) y lo restan de sus otras labores u ocupaciones cotidianas.
CIFRAS EN EUROPA
El Ministerio de Salud de España ha señalado que, aproximadamente, el 10 por ciento de los 700 mil casos de anorexia que se dan afectan a hombres o niños. De ellos, una tercera parte correspondería a un desencadenamiento de personas que sufrían de vigorexia.
En Gran Bretaña, la revista "British Journal of Sports Medicine", experta en medicina deportiva, realizó un estudio entre mujeres adultas que hacían ejercicio, para ver cuáles eran los criterios que mejor discriminaban entre las dependientes del ejercicio de las que no lo eran.
De 56 participantes estudiadas, 10 cumplían criterios de dependencia al ejercicio y todas tenían trastornos del comportamiento alimentario. Se comprobó que las adictas a la actividad física, tenían alteraciones funcionales en áreas sicológicas, sociales, ocupacionales, físicas o en el comportamiento.
En lo que se refiere al tratamiento, no hay prácticamente diferencias con la anorexia o la bulimia. La distinción está en que mientras la mujer desarrolla la enfermedad por querer adelgazar, el hombre lo hace por desear ser más musculoso.
LOS RIESGOS
El principal riesgo para los potenciales afectados de vigorexia, es la falta de control con la que muchas personas hacen deporte. Según Ángela del Pilar González, profesora de educación física, "esta es la razón de que no afecte prácticamente a los deportistas profesionales".
"La persona que decida hacer deporte, tiene que tener una programación antes de entrar en el gimnasio, saber cuáles son los objetivos primordiales y el nivel con el que cada uno comienza la actividad", explica la profesora, quien recomienda ponerse en manos de un entrenador.
"Si esto no es posible, la actividad tiene que realizarse de forma muy progresiva, en un periodo de tres meses, dos o tres días a la semana, con trabajos de intensidad media y cuando exista un síntoma de alarma como fatiga, cansancio o algún dolor muscular, consultarlo con alguien que tenga la preparación adecuada, no con cualquier amigo o compañero de gimnasio", concluye González."
bueno no estoy afirmando nada ... solo me parece que es un tema viable de tratar en nuestro querido foro....
a ver que opinan
SALUDOS__genial__ __genial__ __genial__ __genial__
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El Ministro....
Dice..." Con el pasar de los años las patologías mentales evolucionan y se van transformando a lo largo del tiempo, según los cambios socioculturales que existan en la sociedad.
La presencia de este tipo de enfermedades está absolutamente asociada a un entorno concreto y a una época determinada. Desde ese punto de vista, es posible explicar la aparición de un nuevo trastorno: la vigorexia, dismorfia muscular o Complejo de Adonis, que nacen producto de una sociedad competitiva donde el culto a la imagen es cada vez más importante y llega a adquirir casi una categoría de religión.
La vigorexia es una patología diagnosticada hace 11 años por Harrison G. Pope, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, Estados Unidos.
Esta enfermedad afecta a los adictos al ejercicio, que llegan a hacer del gimnasio su segunda casa. Mientras la anorexia suele aparecer en chicas jóvenes que llegan a convertirse en esqueletos andantes, la vigorexia afecta en su gran mayoría a hombres que se obsesionan por alcanzar un cuerpo cada vez más fornido y musculoso.
Los beneficios del ejercicio son indiscutibles. Pero en exceso, puede dar lugar a comportamientos compulsivos patológicos.
La vigorexia se caracteriza por una necesidad cada vez mayor de hacer deporte y por la aparición de síntomas como ansiedad o fatiga cuando no se puede realizar.
Los individuos afectados tienen una actividad física extrema en frecuencia y duración y, a menudo, sienten un impulso irresistible a seguir ejercitándose; incluso cuando están lesionados, cansados o sus demandas personales les impiden realizarlo.
DESORDEN EMOCIONAL
En términos médicos, la vigorexia se califica como un desorden emocional que tiene que ver con la percepción distorsionada de las características físicas, de modo similar a lo que sucede con la anorexia, pero a la inversa.
La persona afectada de vigorexia siempre se ve débil o enclenque, nunca se llega a estar lo bastante musculoso. Esta percepción la lleva a realizar pesas de forma compulsiva, hasta que su cuerpo alcanza desproporciones grotescas.
La vida de estas personas gira en torno al cuidado de su cuerpo, la dieta se regula de forma minuciosa, se eliminan las grasas y se consumen proteínas en exceso, lo que lleva al hígado a desempeñar un trabajo extra.
La vigorexia causa problemas físicos y estéticos: hay una desproporción evidente entre cuerpo y cabeza, problemas óseos y articulares debido al peso extra que tiene que soportar el esqueleto, falta de agilidad y acortamiento de músculos y tendones.
El esfuerzo por conseguir un cuerpo perfecto les lleva a cambiar significativamente la forma de alimentarse y a dar excesiva importancia a alimentos ricos en proteínas o en hidratos de carbono, en muchos casos artificiales, lo que provoca trastornos metabólicos importantes.
Esta realidad se empeora cuando a este mal se une el consumo de esteroides y anabolizantes con el fin de conseguir mejores resultados.
El consumo de estas sustancias aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, lesiones hepáticas, disfunciones eréctiles y mayor propensión a padecer cáncer de próstata.
Los afectados son en su mayoría hombres entre 18 y 35 años, que comienzan a dedicar demasiado tiempo a esa actividad (tres a seis horas diarias) y lo restan de sus otras labores u ocupaciones cotidianas.
CIFRAS EN EUROPA
El Ministerio de Salud de España ha señalado que, aproximadamente, el 10 por ciento de los 700 mil casos de anorexia que se dan afectan a hombres o niños. De ellos, una tercera parte correspondería a un desencadenamiento de personas que sufrían de vigorexia.
En Gran Bretaña, la revista "British Journal of Sports Medicine", experta en medicina deportiva, realizó un estudio entre mujeres adultas que hacían ejercicio, para ver cuáles eran los criterios que mejor discriminaban entre las dependientes del ejercicio de las que no lo eran.
De 56 participantes estudiadas, 10 cumplían criterios de dependencia al ejercicio y todas tenían trastornos del comportamiento alimentario. Se comprobó que las adictas a la actividad física, tenían alteraciones funcionales en áreas sicológicas, sociales, ocupacionales, físicas o en el comportamiento.
En lo que se refiere al tratamiento, no hay prácticamente diferencias con la anorexia o la bulimia. La distinción está en que mientras la mujer desarrolla la enfermedad por querer adelgazar, el hombre lo hace por desear ser más musculoso.
LOS RIESGOS
El principal riesgo para los potenciales afectados de vigorexia, es la falta de control con la que muchas personas hacen deporte. Según Ángela del Pilar González, profesora de educación física, "esta es la razón de que no afecte prácticamente a los deportistas profesionales".
"La persona que decida hacer deporte, tiene que tener una programación antes de entrar en el gimnasio, saber cuáles son los objetivos primordiales y el nivel con el que cada uno comienza la actividad", explica la profesora, quien recomienda ponerse en manos de un entrenador.
"Si esto no es posible, la actividad tiene que realizarse de forma muy progresiva, en un periodo de tres meses, dos o tres días a la semana, con trabajos de intensidad media y cuando exista un síntoma de alarma como fatiga, cansancio o algún dolor muscular, consultarlo con alguien que tenga la preparación adecuada, no con cualquier amigo o compañero de gimnasio", concluye González."
bueno no estoy afirmando nada ... solo me parece que es un tema viable de tratar en nuestro querido foro....
a ver que opinan
SALUDOS__genial__ __genial__ __genial__ __genial__
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El Ministro....