HuYzZ
Dyonisos
Queremos fotos para cuando cages ese trozo de carne
__meparto_
Follow along with the video below to see how to install our site as a web app on your home screen.
Nota: This feature currently requires accessing the site using the built-in Safari browser.
Queremos fotos para cuando cages ese trozo de carne
Desde hace unos días estoy completamente solo en mi casa.
Mis viejos se fueron de vacaciones y mi hermana se llevó consigo el boxer, el perrito que tengo de mascota.
Es invierno por aquí, todavía las noches siguen siendo largas, y el frío hace de las suyas.
Si se llegara a cortar la luz, fuí. Pero tengo un candel a kerosen, velas... y armas, claro.
Pero sí que extraño muchísimo al boxer, que me despierta a la madrugada a lenguetazos, y siempre me mira atento, esperando que lo lleve al parque...
Dale, que es bravísimo, y tiene cariño como ningún otro perro.
Así que en este momento estoy totalmente solo. Recién a tres km tengo a unos vecinos, al costado de la autopista.
(los caballos, y las mujeres XD están muy muy lejos)
Pero no tengo miedo de nada, ni por las famosas vacas muertas que salen por ahí, cortadas rarito.
Debo decir que soy bravo.
Estoy armado y voy a disparar al primer jodido que se haga el lindo, haciendose el que va por ahí y se acerca a mí sin motivo, lo que sería raro, ya que acabo de venir de la ciudad, y todos son tremendamente respetuosos.
Vamos al grano? no les tengo miedo a los fantasmas... es más, los puedo perseguir simplemente por hijos de puta que son.
"Si vengo arrastrando el poncho,
agarrenla como sea
soy criollo y tengo plata,
no tomo copas ajenas
aver che gringo, bolichero
serviles a todos la vuelta
que le tiro por la cara
al gente aigue que me desprecia
soy criollo pa´lo que guste
y tengo plata aquí y donde quiera
lo mesmo pa´ embota
al mas mentao "gorra quesera"
no le tengo miedo a la pora
ni tampoco a las anguera
si habré corrido fantasma
y macheteao "gorras caldera"
soy criollo trabajador
sirva gringo lo que guste
que si yo me doy vuelta el cinto
no ha de ser por charamusca
soy "caraícho" ledesma
el que grita y las aguanta
y si tengo ganas de pelear
ha de ser porque tengo plata."
Si el gaucho que vive en la soledad del desierto no tiene miedo a bultos o sombras que se meneen... mucho menos yo!
Carajo! joder! cabrones!
Al costado de los fogones Tito Bompland encontró huesos de dinosaurios y morriones españoles, entre mate y mate
This image has been removed!
Tigre no entendi bien el post, si no le tenes miedo a nada entonces para que lo creas, yo vivo en el medio del campo, me ido en moto solo a caminos lejos del pueblo (ripios) hasta fuimos a .... no me acuerdo el nombre, como le dicen, esos campos abandonados donde suelen haber casas abandonas, le dicen de una forma, bue nunca me paso nada, lo unico una vez no saco cagando un gringo de su canal ajajajaj!
Cambiando de tema Tigre, yo este año me egreso y me voy a vivir a una departamento para 2 pero es chico igual, no me gusta mucho estar solo y amo la raza Dogo Argentino!
Me da cosa el hecho que es una raza hecha para la caza mayor del jabali, capaz de matar a pecaríes, pumas y zorros colorados! Es intolerante al dolor y bueno algo de cagaso me da porque primero no se que darle de alimento y si come mucho, pero por otro lado me encantaria no estaria solo, no tendria miedo por lo choros ni a nada, para salir a hacer las compras saldria con el osea a nadie ni a nada jajaja vi una historia de un dogo argentino Morocho creo que era el nombre que salvo la vida de 2 niñas y mato a un puma obviamente el dogo quedo lastimado un poco en la cara pero imponen un respeto, fuerza y ademas amor porque es capaz de hacer todo!
Algunas fotos y espero tu respuesta amigo!
"Perro Asesino"
Es un tigre jajaja amo esta foto!
Para que digan que no desvirtue el tema voy a buscar alguna historia de terror y se las paso jajaja!
En cuanto al primer chamamé, es bastante vulgar y se trata de un gaucho de frontera, que fué directamente a trenzarse en duelo con el primero que le salga.
Así era en esa época, no demasiado distinto a los espadachines de Europa, o los cosacos.
Horacio Quiroga retrató muy bien a la gente que vivía en esas zonas de frontera salvaje, todos mezclados: indios, criollos, alemanes, ingleses, rusos, italianos, etc. Y ninguno era un "timido gatito de la civilización"
Les dejo uno de sus relatos (copy paste):
Misiones, como toda región de frontera, es rica en tipos pintorescos.
Suelen serloextraordinariamente aquellos que, a semejanza de las bolas de billar, han nacido con efecto. Tocan normalmente banda, y emprenden los rumbos más inesperados.
Así Juan Brown, que habiendo ido por sólo unas horas a mirar las ruinas, se quedó25 años allá; el doctor Else, a quien la destilación de naranjas llevó a confundir a su hija con una rata; el químico Rivet, que se extinguió como una lámpara, demasiado repleto de alcohol carburado; y tantos otros que, gracias al efecto, reaccionaron del modo más imprevisto.
En los tiempos heroicos del obraje y la yerba mate, el Alto Paraná sirvió de campo de acción a algunos tipos riquísimos de color, dos o tres de
los cuales alcanzamos a conocer nosotros, treinta años después.
Figura a la cabeza de aquéllos un bandolero de un desenfado tan grande en cuestión de vidas humanas, que probaba sus winchesters sobre el primer
transeúnte.
Era correntino, y las costumbres y habla de su patria formaban parte de
su carne misma.
Se llamaba Sidney Fitz-Patrick, y poseía una cultura superior a la
de un egresado de Oxford.
A la misma época pertenece el cacique Pedrito, cuyas indiadas mansas compraron en los obrajes los primeros pantalones. Nadie le había oído a este cacique de faz poco india una palabra en lengua cristiana, hasta el día en que al lado de un hombre que silbaba un aria de La Traviata, el cacique prestó un momento atención, diciendo luego en perfecto castellano:
–La Traviata... Yo asistí a su estreno en Montevideo, el 59..
.
Naturalmente, ni aun en las regiones del oro o el caucho abundan tipos de esteromántico color.
Pero en las primeras avanzadas de la civilización al norte del Iguazú, actuaron algunas figuras nada despreciables, cuando los obrajes y
campamentos de yerba del Guayra se abastecían por medio de grandes lanchones izados durante meses y meses a la sirga * contra una corriente de Infierno, y hundidos hasta la borda bajo el peso de mercancías averiadas, charques ** , mulas y hombres, que a su vez tiraban como forzados, y que alguna vez regresaron sólo sobre diez tacuaras a la deriva, dejando a la embarcación en el más grande silencio.
* _ Con una cuerda o cable.
** _ Carne que se conserva seca y salada.
De estos primeros mensús formó parte el negro Joâo Pedro, uno de los tipos de
aquella época que alcanzaron hasta nosotros.
Joâo Pedro había desembocado un mediodía del monte con el pantalónarremangado sobre la rodilla, y el grado de general, al frente de ocho o diez
brasileños en el mismo estado que su jefe.
En aquel tiempo –como ahora– el Brasil desbordaba sobre Misiones, a cada
revolución, hordas fugitivas cuyos machetes no siempre concluían de enjugarse en
tierra extranjera. Joâo Pedro, mísero soldado, debía a su gran conocimiento del
monte su ascenso a general. En tales condiciones, y después de semanas de
bosque virgen que los fugitivos habían perforado como diminutos ratones, los
brasileños guiñaron los ojos enceguecidos ante el Paraná, en cuyas aguas
albeantes hasta hacer doler los ojos, el bosque se cortaba por fin.
Sin motivos de unión ya, los hombres se desbandaron. Joâo Pedro remontó el
Paraná hasta los obrajes, donde actuó breve tiempo, sin mayores peripecias para sí
mismo. Y advertimos esto último, porque cuando un tiempo después Joâo Pedro
acompañó a un agrimensor hasta el interior de la selva, concluyó en esta forma y en
esta lengua de frontera el relato del viaje:
–Después tivemos um disgusto... E dos dois, volvió um solo *.
* _ Después tuvimos un disgusto... Y de los dos volvió uno solo.
Durante algunos años, luego, cuidó del ganado de un extranjero, allá en los
pastizales de la sierra, con el exclusivo objeto de obtener sal gratuita para cebar los
barreros * de caza, y atraer tigres. El propietario notó al fin que sus terneras morían
como ex profeso enfermas en lugares estratégicos para cazar tigres, y tuvo palabras
duras para su capataz. Éste no respondió en el momento; pero al día siguiente los
pobladores hallaban en la picada al extranjero, terriblemente azotado a machetazos,
como quien cancha yerba de plano.
* _ Terrenos salitrosos.
También esta vez fue breve la confidencia de nuestro hombre:
–Olvidóse de que eu era home como ele... E canchei o francéis * .
* _ Se olvidó de que yo era tan hombre como él... Y liquidé al francés...
El propietario era italiano; pero lo mismo daba, pues la nacionalidad atribuida por
Joâo Pedro era entonces genérica para todos los extranjeros.
Años después, y sin motivo alguno que explique el cambio de país, hallamos al ex
general dirigiéndose a una estancia del Ibera * cuyo dueño gozaba fama de pagar de
extraño modo a los peones que reclamaban su sueldo.
* _ Laguna o estero, en la provincia de Corrientes. Se extiende desde el río Paraná hasta la ciudad de
Mercedes.
Joâo Pedro ofreció sus servicios, que el estanciero aceptó en estos términos:
–A vos, negro, por tus motas, te voy a pagar dos pesos y la rapadura. No te olvidés
de venir a cobrar a fin de mes.
Joâo Pedro salió mirándolo de reojo; y cuando a fin de mes fue a cobrar su sueldo,
el dueño de la estancia le dijo:
–Tendé la mano, negro, y apretá fuerte.
Y abriendo el cajón de la mesa, le descargó encima el revólver.
Joâo Pedro salió corriendo con su patrón detrás que lo tiroteaba, hasta lograr
hundirse en una laguna de aguas podridas, donde arrastrándose bajo los camalotes
y pajas, pudo alcanzar un tacurú * que se alzaba en el centro como un cono.
* _ Voz guaraní; hormiguero en forma de montículo de aproximadamente un metro de altura.
Guareciéndose tras él, el brasileño esperó, atisbando a su patrón con un ojo.
–No te movás, moreno –le gritó el otro, que había concluido sus municiones.
Joâo Pedro no se movió, pues tras él el Ibera borbotaba hasta el Infinito. Y cuando
asomó de nuevo la nariz, vio a su patrón que regresaba al galope con el winchester
cogido por el medio. Comenzó entonces para el brasileño una prolija tarea, pues el
otro corría a caballo buscando hacer blanco en el negro, y éste giraba a la par
alrededor del tacurú, esquivando el tiro.
–Ahí va tu sueldo, macaco –gritaba el estanciero al galope; y la cúspide del tacurú
volaba en pedazos.
Llegó un momento en que Joâo Pedro no pudo sostenerse más, y en un instante
propicio se hundió de espaldas en el agua pestilente, con los labios estirados a flor
de camalotes y mosquitos, para respirar. El otro, al paso ahora, giraba alrededor de
la laguna buscando al negro. Al fin se retiró, silbando en voz baja y con las riendas
sueltas sobre la cruz del caballo.
En la alta noche el brasileño abordó el ribazo de la laguna, hinchado y tiritando, y
huyó de la estancia, poco satisfecho al parecer del pago de su patrón, pues se
detuvo en el monte a conversar con otros peones prófugos, a quienes se debía
también dos pesos y la rapadura. Dichos peones llevaban una vida casi
independiente, de día en el monte, y de noche en los caminos.
Pero como no podían olvidar a su ex patrón, resolvieron jugar entre ellos a la suerte
el cobro de sus sueldos, recayendo dicha misión en el negro Joâo Pedro, quien se
encaminó por segunda vez a la estancia, montado en una mula.
Felizmente –pues ni uno ni otro desdeñaban la entrevista–, el peón y su patrón se
encontraron; éste con su revólver al cinto, aquél con su pistola en la pretina.
Ambos detuvieron sus cabalgaduras a veinte metros.
–Está bien, moreno –dijo el patrón–. ¿Venís a cobrar tu sueldo? Te voy a pagar en
seguida.
* _ –Vengo –respondió Joâo Pedro– a sacarlo del medio. Tire usted primero y no erre.
–Me gusta, macaco. Sujétate entonces bien las motas...
–Atire * .
* _ –Tire.
–¿Pois nao? –dijo aquél * .
* _ –¿Ahora? –dijo aquél.
–Pois é –asintió el negro, sacando la pistola * .
* _ –Ahora –asintió el negro, sacando la pistola.
El estanciero apuntó, pero erró el tiro. Y también esta vez, de los dos hombres
regresó uno solo.
El otro tipo pintoresco que alcanzó hasta nosotros era también brasileño, como lo
fueron casi todos los primeros pobladores de Misiones. Se le conoció siempre por
Tirafogo, sin que nadie haya sabido de él nombre otro alguno, ni aun la policía, cuyo
dintel * por otro lado nunca llegó a pisar.
* _ Error, por umbral.
Merece este detalle mención, porque a pesar de haber sorbido nuestro hombre más
alcohol del que pueden soportar tres jóvenes fuertes, logró siempre esquivar, fresco
o borracho, el brazo de los agentes.
Las chacotas que levanta la caña en las bailantas * del Alto Paraná, no son cosa de
broma. Un machete de monte, animado de un revés de muñeca de mensú, parte
hasta el bulbo el cráneo de un jabalí; y una vez, tras un mostrador, hemos visto al
mismo machete, y del mismo revés, quebrar como una caña el antebrazo de un
hombre, después de haber cortado limpiamente en su vuelo el acero de una trampa
de ratas, que pendía del techo.
Al tipo del 1er chamamé le queda bien este párrafo del cuento:
"Las chacotas que levanta la caña en las bailantas * del Alto Paraná, no son cosa de
broma. Un machete de monte, animado de un revés de muñeca de mensú, parte
hasta el bulbo el cráneo de un jabalí; y una vez, tras un mostrador, hemos visto al
mismo machete, y del mismo revés, quebrar como una caña el antebrazo de un
hombre, después de haber cortado limpiamente en su vuelo el acero de una trampa
de ratas, que pendía del techo. "
Si no te gusta no lo leas, "el fumao" :- -P