EsKuALo
Peso pesado
Reconoced el mérito de quien se lo merece
Por Vanesa Alexander
Quien algo quiere algo le cuesta y no es distinto en el perfeccionamiento físico
En nuestra sociedad actual prima lo políticamente correcto. El sentido común está sufriendo una lenta muerte en todos los aspectos de la vida, incluido el gimnasio; ese lugar al que vamos a entrenar y al que dedicamos nuestro preciado tiempo libre. Hay personas con fuerza de voluntad que día tras día trabajan para avanzar, por pequeña que sea la ganancia. Desean lucir un mejor físico con más músculo y menos grasa, y no cejan en su empeño.
Si el culturismo fuera fácil todos tendríamos un cuerpo perfecto, pero no es así. Se necesitan años de perseverancia en la alimentación correcta y el entrenamiento duro. Cada uno se ejercita con una intensidad concreta, pero también son distintas las ganancias. Algunos se entrenan durante muchos años y no consiguen avanzar. Quizá se deba a una falta de intensidad, pero es más probable que la culpa sea de una dieta deficiente fruto de la desinformación nutricional y de la pereza.
Si queréis obtener resultados ya sabéis que quien algo quiere algo le cuesta. Los que están en forma y entrenan duro van más allá de la sesión en el gimnasio. Esas personas comen bien todo el día y durante toda la semana. El Mr. Olympia Ronnie Coleman afirma: “Todos quieren tener el cuerpo de los culturistas, pero nadie está dispuesto a levantar pesos”. Y tampoco están preparados para cuidar la alimentación, entrenar duro y esforzarse para avanzar.
He oído muchas teorías sobre por qué los culturistas tienen tales físicos, y algunas son muy negativas. Personas con poco sentido común y falta de conocimientos sobre el tema ven a un hombre musculoso y fuerte o a una mujer con un cuerpo tonificado y recortado y recurren a una idea preconcebida del origen de esos cuerpos. Casi todos piensan que son el resultado de los fármacos (como los esteroides) y que estas sustancias son el único camino para tener éxito.
El síndrome de sospecha sobre el que destaca sigue vigente en muchos países. Si alguien sobresale, los que se sienten amenazados o no conocen las cualidades de esa persona en el gimnasio o en cualquier otra actividad, desconfían. Y suelen pensar que si tomaran esteroides también tendrían unos cuerpos muy desarrollados. La imagen de alguien entrenando al 110% con sentadillas hasta que ya no puede caminar se escapa a su comprensión. No están preparados para tal esfuerzo y no pueden ni imaginarse haciéndolo. Los perezosos mienten y critican a los que mejoran su físico porque les recuerdan lo que ellos no son capaces de conseguir. Han puesto límites a su capacidad.
Por eso, debéis intentar comprender a los demás antes de juzgarles. Si otro está mejor, que os sirva de inspiración. Que no os dé miedo acercaros a alguien más avanzado en el gimnasio para pedirle consejo. Lo más probable es que cuando vosotros coméis una rodaja de pan blanco, esa persona tome claras de huevo o brócoli. Cuando coméis un gran helado por la noche el culturista está tomando un batido proteico. Mientras dormís por la mañana porque habéis buscado excusas para quedaros más rato en la cama, el atleta está en el gimnasio haciendo el ejercicio cardiovascular antes de desayunar. Si estáis en forma es por algo. Ellos no ponen excusas. No les veis en el gimnasio ni cómo preparan la comida para el día siguiente, entonces, ¿cómo opinar sobre su cuerpo si no sabéis qué hacen para conseguirlo?
El primer paso es ser consciente y responsable de tus decisiones. Admitid que no sabéis qué tiene que soportar un atleta para mantenerse en forma. Debéis plantearos preguntas que os dirijan hacia el camino correcto. Tened en cuenta que nunca dejamos de aprender y que el cerebro es un músculo. Cuando criticamos a los demás, dejamos de crecer física y mentalmente.
Reconoced el mérito de quien se lo merece. No entréis en ese grupo de personas que creen todo lo que oyen; sobretodo los rumores y las habladurías. Unios a los que obtienen logros y no juzgan a los demás y estaréis abiertos a nuevas ideas. No temáis diferenciaros por lo que creéis. Cuando veáis a alguien con una forma estupenda resistios a pensar mal. Para variar, pensad en su trabajo duro y en su alimentación. Si no os ponéis barreras aprenderéis más, y eso significa poder.
Por último, si sois de los que mienten sobre los que han hecho el esfuerzo para conseguir lo que quieren, miraos en el espejo. ¿Sois de ese tipo de personas que disfrutan criticando a los que han alcanzado más en la vida? No importa que vuestros logros no hayan sido espectaculares porque debéis estar orgullosos de vosotros mismos. Creceréis como personas y como culturistas. No sólo la fuerza muscular cuenta, porque es necesario tener la determinación que te permita soportar los comentarios negativos. Tomaos cada crítica como un cumplido. Mantened la cabeza alta y mirad a los demás a los ojos.
Como resumen, me uno a lo que dijo el pintor, escultor, arquitecto y poeta italiano Miguel Ángel (1475-1564): “Si supieran cuánto trabajo para conseguir mi maestría, no pensarían que es tan maravilloso”.
Por Vanesa Alexander
Quien algo quiere algo le cuesta y no es distinto en el perfeccionamiento físico
En nuestra sociedad actual prima lo políticamente correcto. El sentido común está sufriendo una lenta muerte en todos los aspectos de la vida, incluido el gimnasio; ese lugar al que vamos a entrenar y al que dedicamos nuestro preciado tiempo libre. Hay personas con fuerza de voluntad que día tras día trabajan para avanzar, por pequeña que sea la ganancia. Desean lucir un mejor físico con más músculo y menos grasa, y no cejan en su empeño.
Si el culturismo fuera fácil todos tendríamos un cuerpo perfecto, pero no es así. Se necesitan años de perseverancia en la alimentación correcta y el entrenamiento duro. Cada uno se ejercita con una intensidad concreta, pero también son distintas las ganancias. Algunos se entrenan durante muchos años y no consiguen avanzar. Quizá se deba a una falta de intensidad, pero es más probable que la culpa sea de una dieta deficiente fruto de la desinformación nutricional y de la pereza.
Si queréis obtener resultados ya sabéis que quien algo quiere algo le cuesta. Los que están en forma y entrenan duro van más allá de la sesión en el gimnasio. Esas personas comen bien todo el día y durante toda la semana. El Mr. Olympia Ronnie Coleman afirma: “Todos quieren tener el cuerpo de los culturistas, pero nadie está dispuesto a levantar pesos”. Y tampoco están preparados para cuidar la alimentación, entrenar duro y esforzarse para avanzar.
He oído muchas teorías sobre por qué los culturistas tienen tales físicos, y algunas son muy negativas. Personas con poco sentido común y falta de conocimientos sobre el tema ven a un hombre musculoso y fuerte o a una mujer con un cuerpo tonificado y recortado y recurren a una idea preconcebida del origen de esos cuerpos. Casi todos piensan que son el resultado de los fármacos (como los esteroides) y que estas sustancias son el único camino para tener éxito.
El síndrome de sospecha sobre el que destaca sigue vigente en muchos países. Si alguien sobresale, los que se sienten amenazados o no conocen las cualidades de esa persona en el gimnasio o en cualquier otra actividad, desconfían. Y suelen pensar que si tomaran esteroides también tendrían unos cuerpos muy desarrollados. La imagen de alguien entrenando al 110% con sentadillas hasta que ya no puede caminar se escapa a su comprensión. No están preparados para tal esfuerzo y no pueden ni imaginarse haciéndolo. Los perezosos mienten y critican a los que mejoran su físico porque les recuerdan lo que ellos no son capaces de conseguir. Han puesto límites a su capacidad.
Por eso, debéis intentar comprender a los demás antes de juzgarles. Si otro está mejor, que os sirva de inspiración. Que no os dé miedo acercaros a alguien más avanzado en el gimnasio para pedirle consejo. Lo más probable es que cuando vosotros coméis una rodaja de pan blanco, esa persona tome claras de huevo o brócoli. Cuando coméis un gran helado por la noche el culturista está tomando un batido proteico. Mientras dormís por la mañana porque habéis buscado excusas para quedaros más rato en la cama, el atleta está en el gimnasio haciendo el ejercicio cardiovascular antes de desayunar. Si estáis en forma es por algo. Ellos no ponen excusas. No les veis en el gimnasio ni cómo preparan la comida para el día siguiente, entonces, ¿cómo opinar sobre su cuerpo si no sabéis qué hacen para conseguirlo?
El primer paso es ser consciente y responsable de tus decisiones. Admitid que no sabéis qué tiene que soportar un atleta para mantenerse en forma. Debéis plantearos preguntas que os dirijan hacia el camino correcto. Tened en cuenta que nunca dejamos de aprender y que el cerebro es un músculo. Cuando criticamos a los demás, dejamos de crecer física y mentalmente.
Reconoced el mérito de quien se lo merece. No entréis en ese grupo de personas que creen todo lo que oyen; sobretodo los rumores y las habladurías. Unios a los que obtienen logros y no juzgan a los demás y estaréis abiertos a nuevas ideas. No temáis diferenciaros por lo que creéis. Cuando veáis a alguien con una forma estupenda resistios a pensar mal. Para variar, pensad en su trabajo duro y en su alimentación. Si no os ponéis barreras aprenderéis más, y eso significa poder.
Por último, si sois de los que mienten sobre los que han hecho el esfuerzo para conseguir lo que quieren, miraos en el espejo. ¿Sois de ese tipo de personas que disfrutan criticando a los que han alcanzado más en la vida? No importa que vuestros logros no hayan sido espectaculares porque debéis estar orgullosos de vosotros mismos. Creceréis como personas y como culturistas. No sólo la fuerza muscular cuenta, porque es necesario tener la determinación que te permita soportar los comentarios negativos. Tomaos cada crítica como un cumplido. Mantened la cabeza alta y mirad a los demás a los ojos.
Como resumen, me uno a lo que dijo el pintor, escultor, arquitecto y poeta italiano Miguel Ángel (1475-1564): “Si supieran cuánto trabajo para conseguir mi maestría, no pensarían que es tan maravilloso”.